Facebook, las redes sociales y los sindicatos

¿Subirse a cualquier carro en internet? 

Eric Lee, responsable de Labourstart la mayor red de noticias y cooperación sindical del mundo, habla sobre la web social Facebook y los sindicatos.Más que un manual de instrucciones, es un aviso para "sindinautas". Loque cuenta nos puede sonar lejano en nuestro mundo sindical patrio(fronteras a elegir). Mundo que, en una parte considerable, andaplanteándose todavía si este lío de la web será útil para algo.

Una pequeña introducción nos recuerda la fragilidad de las cosasmundanas cuando hablamos de Internet. De cómo fenómenos que, enhipervaloraciones fruto de la fiebre punto.com, parecían llamados acambiar la web para siempre se perdieron con el estallido de la burbujasin que nadie haya vuelto a hablar de ellos (El ejemplo de Point Cash yla llamada Tecnología "Push" que te iba a traer la web en lugar de irtú a buscarla. Tecnología de la que, por cierto, es la primera vez queoigo hablar y por la que Rupert Murdoch estuvo a punto de pagar 450millones de dólares de 1998).

Otrofenómeno que iba a revolucionar las comunicaciones hace algunos añosera ICQ, que sí que conocí e incluso usé. Por Mirabilis, la empresadesarrolladora, America On Line llegó a pagar 407 millones dedólares (algunos menos que por Netscape, dicho sea de paso). Ahora casinadie se acuerda de ICQ en una internet en la que proliferanmensajerías instantáneas como Messenger, Google Talk o incluso Skype.

Unpar de ejemplos que, según Lee, deberían ser un recordatorio prudentecuando sintamos la necesidad de subirnos al carro de la más pequeña delas novedades que parezca que va a cambiar internet, lascomunicaciones, el mundo, y, puestos a ello, el sindicalismo. Enresumen, una sana dosis de escepticismo y precaución.

Un ejemplo más reciente es la red social MySpace.En 2005 fue la gran novedad y ésta si fue comprada por Murdock por lanadería de 580 millones de dólares. Como organización, no eras nadie sino tenías presencia en MySpace. Los sindicatos debíamos entrarinmediatamente para no quedar aislados.

Pues parece que ya no, MySpace está en franco retroceso. (Ver My Space y el Spam)

Pero a rey muerto (o herido) rey puesto, y aquí tenemos a la emergente red social Facebook,el nuevo carro al que subirse, el lugar donde hay que estar si sequiere ser alguien, crecer en visitas, movilizar masas y tener algunarelevancia entre los jóvenes.

Pero ¿qué estamos buscando, comosindicato, en una red social? Estar a la última no parece un argumentoa considerar (aunque a veces se nos acuse de ello). Lo que buscamos enni más ni menos que lo de siempre, informar y movilizar a la gente "online". Pero, eso es lo que hemos venido haciendo desde siempre a travésde campañas en nuestras webs o blogs desde el principio: recogidas defirmas, envíos de correos de protesta o solidaridad…

Entonces, ¿cuál es la diferencia?: Facebook es otra manera de organizar campañas masivas, simplemente, es peor.

Para organizar una campaña de protesta en Facebooklo usual es que montemos un grupo y nos podamos dirigir a sus miembros.Aquí se da la primera diferencia: no les enviamos correos directamente,sino que les remitimos mensajes a través de Facebook que les obligan aentrar en la red social para leerlos.

Por otra parte en grupos mayores de 1000 miembros parece haber problemas con los envíos, que no siempre funcionan.

En el caso de Labourstart,en cada una de las campañas que viene realizando desde hace años sesolicita la dirección de correo de los participantes en la protesta,siendo en estos momentos una base de datos de 51.000 miembros a la quese remite un boletín semanal (obviamente se les pide permiso paraincorporarles a la base de datos). Mucho más modestamente, una campañade COMFIA CCOO hace tres años, sobre el convenio de Telemarketing llegóa reunir tres mil correos de protesta. En este caso Facebook es,claramente, una alternativa pobre y mucho menos eficiente para lascampañas sindicales.

No sólo eso, al externalizar (o subcontratar) nuestras campañas, estamos facilitando a Facebookel acceso a todos los datos de los participantes en nuestras campañas,a los que remiten ublicidad, contribuyendo así al crecimiento de laempresa sin que de ello resulte una mayor eficacia de nuestras campañasde protesta o solidaridad. Facebook es una empresa. Microsoft acaba de invertir 246 millones de dólares en ella y, lógicamente busca obtener beneficios.

Y si consideramos las facilidades que parece se están dando a los spammers (Encuestas en Facebook: Spam 2.0 y Spam Infiltrates the Facebook.com) , la elección todavía es más clara.

Ademásse han dado recientes malas experiencias en el intento de vehicularcampañas sindicales a través de Facebook. A mediados de 2007 el SEIU(sindicato de servicios americano), trató de organizar a lostrabajadores de los casinos en Nova Scotia, Canadá. Usaron Facebook yse vieron sorprendidos por el cierre de su cuenta. Al pedirexplicaciones se les dijo que era una organización, no un individuo, yque por tanto no tenían derecho a ser titulares de una cuenta. Susquejas de que existen miles de empresas con cuentas en Facebook, noobtuvieron respuesta.

Otro sindicato en Corea del Sur trató deusar un sistema similar para organizar una campaña de extensión paraampliar su base afiliativa. Todo se perdió cuando la cuenta fue cerradasin previo aviso.

La lección que extrae Eric Lee, y con la quecoincido, es que las mejores herramientas son las que podamos montar ycontrolar nosotros, LabourStartes un ejemplo. Para llevar adelante campañas "on line" no resultanecesario subirse al carro de "lo último" en el mundo web, sino deinvertir nuestro tiempo, esfuerzo y dinero en crear potentes sistemaspropios, facilitar la comunicación con y entre los participantes en unacampaña.

Una de las ventajas de las redes sociales sobre losmodelos de campaña tradicional, es la comunicación "lateral", entre susmiembros y no sólo la respuesta a un punto "central", organizador de lacampaña. Si los sindicatos pudiéramos organizar un modelo similar dered social aplicándolo a la base de datos de nuestros afiliados, podríasignificar un gran salto en la organización de campañas y en la propiaextensión de los sindicatos en la red.

Miquel Lóriz

 

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