CCOO en las redes: otro ámbito para la actividad sindical

Artículo que han tenido la gentileza de publicarme en la Revista de Estudios número 48 de la Fundación 1 de Mayo. Podéis leerla en este blog o en la propia revista  

Hace unos diez años en plena eclosión del fenómeno 2.0, Richard Freeman, profesor en la Escuela de Derecho de Harvard, afirmaba que los sindicatos debían convertirse en instituciones de la Web para incrementar su eficiencia y revivir su papel clave en la organización de los trabajadores. De no ser capaces de ofrecer sus servicios en la red, lo harían otras organizaciones.

En la definición del blog que, de manera irregular, empecé a publicar a finales de 2006, preguntaba: “Sindicatos 2.0 ¿Un matrimonio difícil?” Hoy, resulta inevitable pensar que estamos más en la fase de aquellas parejas de cada-uno-en-su-casa que en una relación definitivamente estable. Han pasado unos cuantos años años y la explosión de los medios sociales ha cambiado muchas cosas. Hemos dado algunos pasos en la dirección correcta desde que CCOO, como organización, empezó a participar en las redes sociales en el verano de 2010. Pero, ¿hemos entendido esos cambios?

Un proverbio árabe dice que Dios nos dio una boca y dos oídos. En las redes sociales deberíamos escuchar mucho más de lo que hablamos. Más oreja y menos megáfono. Esa oreja escuchará criticas e intentará responderlas con ánimo positivo. Y esa actitud tendrá, ha tenido, su recompensa: A medida que vamos construyendo relaciones en la red, otros usuarios han empezado a promocionar y defender las causas de CCOO de manera voluntaria y a enviar información que, de otra manera, nunca íbamos a conocer. También participan de manera activa en las campañas que promueve el sindicato. Lo que adquiere más importancia en un entorno, las redes, en el que las respuestas individuales son mejor valoradas y generan más conversación que las organizativas.

Si nos detenemos un instante a pensar, veremos que este “escuchar” no es muy diferente a la acción sindical cotidiana del activo más importante del sindicato, sus delegados y delegadas en las empresas. Un representante sindical se relaciona no sólo con su afiliación sino con el conjunto de trabajadores y trabajadoras. Visita su centro de trabajo, escucha sus problemas, trata de ofrecerles solución y si no puede hacerlo de manera inmediata, recurre al sindicato para solucionarlos. Se establece una doble relación: el representante sindical con los trabajadores y trabajadoras a los que visita, y el sindicato que confía en la responsabilidad de los delegados y delegadas que hablan en su nombre. El compromiso individual es fundamental, pero el “conocimiento” colectivo de la organización marca la diferencia. No ganamos las elecciones sindicales por ser más simpáticos, sino por aportar soluciones.

 

 

 

¿Sindicato 2.0?

El sindicato 2.0 debe ser el sindicato de las relaciones personales. Somos personas que nos relacionamos con personas. Y las personas son autónomas, tienen sus opiniones, sus propuestas y exigen al sindicato que las escuche de manera activa y abierta. Una organización respetuosa con la autonomía personal, consciente de que cada individuo tiene intereses e inquietudes distintas, tiene que ofrecer cauces para su satisfacción. Las redes sociales han concedido una gran relevancia a los usuarios y a los contenidos que generan.

De hecho tanto en las recientes declaraciones de nuestro Secretario General, como en el artículo publicado hace unos meses por Ignacio Fernández Toxo y Fernando Lezcano “Repensarnos y reivindicarnos: Sindicalismo, trabajo y democracia” el sindicato habla de la cercanía a los problemas y a determinados colectivos. Hemos tejido redes en nuestra relación con las plantillas en los centros de trabajo y esa manera de trabajar con proximidad a los problemas, ha de ser la guía para operar en los nuevos medios que, por cierto, ya no son tan nuevos.

Hablamos pues de las redes sociales como un nuevo ámbito de relaciones con los trabajadores y trabajadoras en los que el binomio confianza-responsabilidad es fundamental. Estamos hablando de un ámbito más de acción sindical, de otro “centro de trabajo global” si se me permite la simplificación. Y como tal debe estar integrado en las estrategias de acción sindical y comunicación del sindicato.

Una organización respetuosa con la autonomía personal, consciente de que cada individuo tiene intereses e inquietudes distintas, tiene que ofrecer cauces para su satisfacción. Las redes sociales han concedido una gran relevancia a los usuarios y a los contenidos que generan. 

A nadie se le escapa que la repercusión de un problema en las redes sociales es mucho mayor que la que tiene en un centro de trabajo. Razón de más para no perder de vista el citado binomio confianza-responsabilidad. Razón de más para integrar las redes sociales en el trabajo regular de la organización. Trabajar en este nuevo ámbito con la misma transparencia con que lo hacemos en los ámbitos tradicionales puede añadir mayor credibilidad a la actividad sindical. Si somos transparentes será más fácil que se nos perdonen los errores que, inevitablemente, cometeremos. Es hora de ganarse el reconocimiento en otros ámbitos para conseguir que dejen de considerarnos parte del problema y pasemos a ser, al menos, una parte de la solución. No “la” solución. El matiz es importante.

No debemos caer en la utilización de las redes como un elemento de mera propaganda, alineando a nuestras “huestes” para inundar la red de consignas. Eso, además de inútil, sería un golpe a la credibilidad y a la reputación del sindicato.

 

Grupo de ciberactivistas de CCOO

Para organizar la intervención del sindicato en las redes sociales se convocó en 2011 una jornada estatal sobre redes sociales, de la que surgió, entre otros, el grupo de Ciberactivistas de CCOO, un grupo de trabajo orientado a compartir experiencias, aprovechar el conocimiento del sindicato en los diferentes sectores y empresas para conseguir un mayor acercamiento a los problemas de los trabajadores y una mayor proyección social de la actividad sindical. Dicho de una forma gráfica, “abrir las puertas del sindicato hacia la sociedad”.

Las redes sociales son un factor de fidelización pero, fundamentalmente, son importantes para ganar terreno en el ámbito social, conocer la opinión de los usuarios de la Red acerca de nuestra Organización y utilizarla como elemento de análisis y catalizador de nuevas propuestas. Las redes sociales son pues algo más que un instrumento novedoso de comunicación, son o deben ser el amplificador de la política de comunicación del sindicato.

Sin embargo existe el riesgo de la endogamia, de una presencia en las redes centrada en tener cada día más visitas o multiplicar el número de amigos, seguidores, fans o RsT, pero circunscrito al ámbito de la estructura sindical, sin que se traduzca en una mayor proyección social.

Las personas quieren debatir y a partir del debate pueden difundir, pero son mucho más remisas a difundir el mensaje sin más. “El sindicato debe acercarse a los individuos no organizados para compartir valores sindicales en una sociedad fuertemente individualista”. (J.A. Cañizares Sindicalismo y Ciberactivismo Revista Estudios núm. 46) No sirve de nada el “retuitear” exclusivamente a otros miembros de la organización o utilizar el grupo de ciberactivistas como una herramienta de mera propaganda. No nos hace avanzar, ni contactar con otros grupos sociales con los que podemos coincidir de manera puntual y a los que no tenemos necesariamente que liderar, sino cooperar con ellos. Cooperar en el activismo social.

Hablamos de las redes sociales como un nuevo ámbito de relaciones con los trabajadores y trabajadoras en los que el binomio confianza-responsabilidad es fundamental. Estamos hablando de un ámbito más de acción sindical, de otro “centro de trabajo global” si se me permite la simplificación.

No  debemos caer en la utilización de las redes como un elemento de mera propaganda, alineando a nuestras “huestes” para inundar la red de consignas. Eso, además de inútil,  sería un golpe a la credibilidad y a la reputación del sindicato.

Aunque seamos muchos, nuestra influencia no crecerá si no somos capaces de romper el círculo, la “endogamia” y el síndrome de las redes como “megáfono”. Los liderazgos permanentes se disuelven en las redes. La autoorganización y los liderazgos efímeros en sectores o campañas concretas los están sustituyendo. Por tanto es más importante que nunca la cooperación, renunciando al protagonismo cuando sea necesario.

Aún más si consideramos que el punto de partida, la reputación en la red del sindicato, no es especialmente favorable. En ningún caso revertiremos esa mala imagen a golpe de consigna o de comunicaciones plagadas de jerga sindical y siglas (no sólo en las redes sociales). Probablemente nos sorprendería conocer el escaso número de personas que, fuera de la estructura sindical, conocen lo que es, por ejemplo, la CES (Confederación Europea de Sindicatos) y en qué se diferencia del CES (Consejo Económico y Social).

 

La Formación

Si queremos que las redes sean unas aliadas de nuestra estrategia debemos formarnos como ciberactivistas para entender nuestro papel a la hora de generar credibilidad en torno al sindicato y reforzar los aspectos clave de lo que la gente externa a la organización debe conocer. Y se están dando pasos significativos en ese sentido. Se organizan cursos y jornadas de formación interna que hacen énfasis en la necesidad de apertura, transparencia y comunicación horizontal.

Pero hay que dar un paso más y formar a toda la organización para entender los medios sociales, y también dotar a las personas de las herramientas tecnológicas adecuadas. Nunca van a sustituir a la relación cara a cara, pero ganan importancia en un mundo en que cada vez escasean los grandes centros, y crece el teletrabajo, donde el sindicato puede aportar su conocimiento colectivo y debe relacionarse con los trabajadores de manera diferente a la clásica.

Las páginas web del sindicato, como fuente de contenido oficial contrastado, tienen que desempeñar un papel central en este esquema: lenguaje específico, diseño de campañas y sus “páginas de aterrizaje”, mayor segmentación en la counicación (incluido el correo electrónico)… Hay que potenciar los blogs como forma de comunicación más personal y abierta a la participación, y también los elementos multimedia, fundamentalmente el vídeo. El vídeo que vaya más allá de las declaraciones institucionales y cuente historias de personas para las personas.

 

Cooperación internacional

Como dice Alex White en su folleto ¿Por qué los sindicatos deberían adoptar los medios sociales de comunicación? las redes son también una oportunidad de consolidar estructuras sindicales transnacionales que lleven a la internacionalización de la acción sindical.

Existen algunas experiencias de redes sociales internacionales, aunque la mayoría son anglosajonas (Labourstart o Unionbook) con muy poca difusión en nuestro país,. Recientes experiencias en torno movilizaciones europeas (14.N “huelga europea”), también han supuesto un paso adelante en esa cooperación y deberían marcar un camino a seguir también en ausencia de grandes movilizaciones, en el día a día.

 

El Congreso de CCOO

En estos días se celebra el X Congreso Confederal de CCOO, un Congreso bajo el lema “Combatir la crisis. Renovar el sindicato. CCOO, la fuerza del trabajo” concebido para abordar la renovación del sindicato y definir las estrategias de la acción sindical futura. "Será un congreso abierto, transparente y austero”. Será un congreso de renovación del proyecto, de equipos y de la forma de relacionarse con la gente, para evitar que el sindicato "se petrifique". Parece que estamos encarando el camino correcto. Ahora hay que dar pasos decididos en esa dirección.

Empezábamos citando al profesor Freeman sobre cómo los sindicatos debían transformarse en instituciones de la web para no perder relevancia. Diez años después debemos integrar el trabajo en las redes en la acción sindical y en las estrategias de comunicación, para evitar el mismo peligro: Si no lo hacemos los sindicatos, otros lo harán… Ya lo están haciendo. Los tiempos de las redes sociales no son buenos para los intermediarios, y menos para aquellos que crean que van a serlo para siempre. 

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