Los procesos relacionados con la RSE deberían haber democratizado el poder de las grandes multinacionales. El aumento de los oligopolios puede que sea uno de los mayores peligros para la democracia. En España, por ejemplo, las transformaciones del sector financiero debidas a la crisis (1) no parece que se estén abordando mediante una transición justa (ver vídeo abajo), por lo que hemos iniciado una campaña contra la insoportable presión comercial en el sector (ver) . Hay múltiples señales que avisan de ciertos intentos de que las empresas acaparen también más poder sobre el comportamiento de las y los trabajadores, incluso en el campo de la ética (supuesta), y nos encontramos con despidos disciplinarios argumentados con falta de ambición personal (caso BBVA. Ver detalle) o tendencia a la exculpación de las cúpulas empresariales por la venta de productos financieros complejos (y culpabilización de las plantillas. Ver caso Banco Santander en El Diario)
El triunfo de la crisis de los incentivos perversos: 'despedido por falta de ambición' - #RSE?
También vemos una tendencia a intentar despedir con dudosos argumentos de ‘falta de productividad’. Todo esto responde a una nueva degradación del uso de los códigos de conducta, a pesar de que precisamente en el nuevo convenio de banca se ha incluido un artículo acordando un código deontológico para los profesionales del sector, que no es lo mismo que un código ético: queremos sea una contraposición a esa peligrosa tendencia de utilizar los códigos como instrumento de castigo a las y los trabajadores. Ver también nuestro artículo ‘¿Ética cuántica contra incentivos perversos?‘ donde relacionamos todo esto con algo más sospechoso aun: una extraña reforma del código penal respecto a la responsabilidad penal de las empresas. Juristas e inverstigadores, entre los que destacamos a Helena Ancos (ver sus artículos en su digital Ágora –link) , han profundizado sobre esta cuestión.
Si además la tecnología aumenta el poder empresarial, y no incrementa la distribución equitativa de sus evidentes beneficios, la situación empeorará. Por esto desde CCOO prestamos especial atención al debate en torno a la economía colaborativa o a la economía digital, y por ejemplo, hemos asistido a un encuentro en la OCDE sobre esta cuestión para defender los intereses de la sociedad civil y de las y los trabajadores (ver resumen)
(1) Oligopolios y crisis del sector financiero. Ver artículo de Ignacio Muro en el digital BEZ: A la espera de nuevas fusiones la concentración bancaria es ya preocupante en 21 provincias
Puede que lo que le pase al mundo sea un movimiento reaccionario de los promotores de la desigualdad, de los que se resisten a la equidad, de la ‘coalición de la economía tóxica’ (incluidas las tramas de corrupción en sus diferentes niveles: de la corrupción ‘difusa’ a la economía criminal). Una reacción antidemocrática, y veremos cuanto de violenta, contra el cambio necesario, contra los nuevos instrumentos de transparencia y de Justicia Universal, contra los que están dispuestos a transgredir algunas reglas a pesar de que puedan ser castigados por ello: Assange, Garzón, Falciani, Snowden … #Señales. Mientras tanto, iniciativas como el CETA y el TTIP avanzan. Ver Corrupción y RSE ) Una reacción contra esa Transición Justa más allá del cambio climático, necesario. Ver vídeo:
